viernes, 17 de julio de 2009


KINDLE: SUSTITUTO O COMPLEMENTO DEL LIBRO DE PAPEL

Por: María E.D.


Conocí el significado de los libros desde muy pequeña, pues mis padres con un libro en la mano cautivaron siempre la atención de sus hijos, nos hicieron viajar a los mejores lugares, conocer a personajes de magia e imaginación, vivir en épocas pasadas, y hasta reafirmar las creencias religiosas, siempre a través de la lectura, introduciéndonos a un mundo definido por las letras.

Fueron esas primeras experiencias las que me han permitido mantener un estrecho vínculo con los libros, ellos hacen parte de manera natural en mi vida cotidiana, aunque sean los menos todos aquellos textos en los que he tenido el privilegio de sumergirme, pues aún la ignorancia es más grande. Han sido horas de gozo, consuelo, aprendizaje y placer las que he encontrado al paso de los años entre las hojas de los libros.

Coincido en el proverbio hindú que habla de un libro abierto como un cerebro que habla; cerrado un amigo que espera, un alma que perdona; destruido un corazón que llora; y agrego a este pensamiento el tesoro que representa su posesión para el que descubre su ineludible importancia.

Los libros son maestros que no gritan, ni se enojan, dicen por ahí. Son amigos y compañeros, consuelan y sacuden a las neuronas, pues les dan lecciones de sapiencia. A lo largo de la historia han sido los testigos silentes de viejos amores, cuando entre sus hojas guardan flores resecas a fuerza del tiempo. En su forma más común son delatadores de que en una casa se lee. Un libro se lleva de viaje, se guarda en el alma.

El que lee desea en el fondo llegar al final de los días como Andrés Henestrosa, con los huesos permeados de letras y libros y con un acervo de miles de ellos en su posesión mental y física en lo que fuera su biblioteca personal. El conocimiento es poder, y los libros lo contienen, entonces son ellos en sí mismos un emblema de superioridad.

Los chinos, probablemente no se imaginaron lo revolucionario de su invento, y la importancia de la imprenta en la vida de la humanidad, millones de libros ocupan ahora las posibilidades de lectura que ofrece la modernidad.

Pero lo que en mi infancia significó la puerta al conocimiento en forma de libro, de papel y tinta, en la actualidad los revolucionarios inventos, la tecnología, las pantallas y la digitalización ofrecen diversas formas de tinta “electrónica”, así se le llama a las palabras que pueden verse a través de una pantalla, de un ordenador, a las letras en forma de megabytes y gigabytes
.

Luego de la biblia de Gutenberg publicada entre 1450 y 1456, actualmente se ha escrito un nuevo capítulo en la historia del texto, la popular tienda online de libros Amazon lanzó al mercado el Kindle (2007), ni más ni menos que el modelo más actual de biblioteca electrónica portátil, que permite leer y almacenar libros digitalizados, más de 200 de ellos con la posibilidad de elegir entre 90 mil títulos. Por cierto ya agotado desde las primeras horas de su venta.

El Kindle ofrece además, con un peso de 300 gramos, en 18 x 13 centímetros, la posibilidad de visualizar revistas, periódicos y bolgs de la tienda Amazon. Admite a la vez documentos personales incluyendo archivos de Word.

Es inalámbrico, ofrece la ventaja de su independencia de un ordenador de texto, aunque los libros que ahí se descargan son incompatibles con otros del mercado. Su costo es de 399 dólares, con un cargo adicional por cada libro extra que quiera ser incluido.


Aunque esta tecnología sitúa sus antecedentes en los años 70´s con la digitalización de los primeros textos y escasos diez años después con la venta del primer libro electrónico, el Kindle representa la etapa más revolucionaria de los e-books, pues los intentos fallidos de otras industrias que lo antecedieron como el Sony Reader PSR-505, no significan para la historia una competencia real.

Las preguntas en torno de la aparición del Kindle saltan a la vista, los debates a favor y en contra surgen con la característica velocidad de Internet, hay duda acerca de si existe competencia con los libros tradicionales, se intenta ahora averiguar si estamos ante una revolución de la industria editorial, ¿es un sustituto o complemento del libro?

Para dar respuesta a estas cuestiones resulta útil dirigir la mirada hacia las teorías que nos hablan de la globalización, de los cambios tecnológicos y su intervención en la vida común, de su incidencia en la dinámica del mundo actual.

El mundo desbocado de Anthony G. nos permite ver que vivimos en una realidad de trasformaciones, los escépticos no lo ven así, la globalización “es palabrería” dicen, el mundo funciona de forma bastante parecido a como lo ha hecho durante muchos años, el Kindle entonces en esa secuencia de ideas no cambia el entorno, sólo es el soporte de la escritura el que se ha transformado, tal como en su momento lo fueron las tablas de Mesopotamia, el papiro de Egipto y el pergamino. Se trata de los mismos libros de antaño, puestos en una pantalla.


Los lectores de e-books, entonces, no han evolucionado la forma de leer, pues no cambia la lectura sino el acceso a los libros, debido a que el Kindle mantiene aún una relación fetichista con el libro como objeto símbolo de la cultura. Hay quienes piensan que no es el futuro de nada, es sólo un invento endiosado

Los radicales, según la visión de Giddens afirmarían que la globalización no sólo es real sino que sus consecuencias pueden verse en todas partes, el Kindle ha traspasado fronteras, ha sido evidente la incidencia de la tecnología en la industria editorial, ignorar el cambio sería negarnos a nosotros mismos y renunciar a nuestra capacidad de obviar el futuro con una mayor resolución, adecuación y eficacia.

No se acabó el mundo en Gutenberg y él precisamente nos dio la pauta para no encerrarnos en ciertos cortos horizontes civilizadores, sino que ofreció un libro para abrirnos a otras formas de divulgación, él lo vislumbró así, no podemos negarnos ahora a esta realidad.

El alcance de las tecnologías mediáticas crece, tienen penetración no sólo con lo de afuera, sino con lo de adentro, la vida del lector quizá también cambie, sus percepciones, costumbres y formas de vida. Llevar una biblioteca en la mano es lo que desea cualquier persona que gusta de la lectura. Para generaciones venideras el acceso a los libros se hará a través de una pantalla y quizá esto se vuelva lo más normal dentro de su realidad.


Esta nueva tecnología editorial representa a nivel ecológico un gran impacto, no más árboles talados, no más bosques saqueados, pero también nos habla de un cambio radical para los impresores, libreros, editores, escritores, ¿qué pasará con esta industria, las ganancias y sus porcentajes?

Algunos más ven el fin de las librerías en este invento, ya no serán necesarios los estantes, las reuniones para buscar el mejor libro, el título recomendado, o el que se sabe que ha sido del agrado de otro, bastará con pulsar un botón para que la realidad cambie al instante, pero también para que desaparezcan miles de lecturas al instante o se pierdan muchas más al oprimir la tecla equivocada.

Las Dos Teorías sobre la Revolución de la Comunicaciones de W. Russell Neuman, nos permiten también la posibilidad de un análisis entorno al Kindle, pues así como los cambios tecnológicos abrazaron al mundo luego de la Segunda Guerra Mundial, ahora en este siglo se brinda la posibilidad de otros avances.

Si bien George Orwell, en su libro 1984, nos ofrece un mundo un tanto obscuro a través de un estado controlador de la tecnología y por ende del pensamiento humano, al ubicar al Kindle en esta esfera estaríamos hablando de un mundo en el que la selección de la lectura sería un acto dirigido por el creador del instrumento, literatura de Estados Unidos, para un público que se rige bajo los mismos parámetros, el poder en su máxima esfera de pensamiento.

Las pantallas como vínculo de comunicación, el sesgo en la intromisión de la vida diaria. En ese mismo panorama situaríamos a este ordenador de libros como un instrumento que acota las relaciones interpersonales, un libro se conversa, se presta, se lleva a todos lados, un Kindle finca ataduras, la fuente de poder “Amazon”, sabe lo que las personas leen, por ende lo que piensan, pues esta empresa pone sobre la mesa la lecturas previamente seleccionadas, estudiadas y catalogadas por ella.


El ordenador de Amazon necesita del vínculo de su creador para subsistir, requiere energía eléctrica luego de 30 horas, se apaga, está inválido fuera del mundo de la electricidad. Por lo pronto no existe para la esfera del mundo más que para el país donde fue creado y para la empresa que lo alimenta.

La tecnología invade y controla en el mundo de Orwell, el Kindle acota la libertad de la lectura, es un instrumento de tecnología y no cultural y de educación dirían algunos.

La visión que presenta el mismo Neuman del pensamiento de Vannevar Buch nos permite ver claramente una postura opuesta, cuando cita el caso de la computadora personal como una posibilidad inimaginable que admite la interconexión con el mundo mismo, esferas del conocimiento al instante, el alcance de la tecnología visto en beneficio propio del saber.

La tecnología como extensión, progreso, no como sustitución, sin que ello implique intereses que denunciar o consecuencias superiores en el orden de los daños que provoque, el Kindle podría ser visto como un invento revolucionario, sería tanto como llevar una biblioteca en la mano. El impacto de las nuevas tecnologías en los libros, desde un enfoque más positivo que ofrece el “título que quieras, cuando quieras y desde donde quieras”.

Así como las computadoras fueron vistas como una herramienta intelectual, una extensión natural de la mente humana en la segunda revolución industrial, quizá el Kindle ofrezca ahora esa posibilidad, el reordenamiento de la industria editorial, más posibilidades de acceso a otras esferas del conocimiento, la extensión por sí misma de las capacidades intelectuales del ser humano, la renovación de la edición sin que eso signifique la muerte del libro sino su evolución.

Aunque sería importante evaluar los impactos de un mundo sobre informado, en un universo tan grande de posibilidades, en las que éstas seguramente terminen por parecer nada, ¿estaremos más solos?, o a caso la lectura implica precisamente eso, un tanto de silencio y soledad. En un mundo tan colmando de información se tendrá entonces menos comunicación.
La abundancia de información es otra postura aplicable a la aparición del Kindle, la bomba de la información estallando entre nosotros, lanzándonos una metralla de imágenes que cada uno percibe y activa en su mundo privado, la transformación de nuestra pisque.

Así como su momento la imprenta de Gutenberg significó una gama de impactos sociales, no se puede desvirtuar la capacidad del Kindle para revolucionar el presente histórico. En ese momento la capacidad de entender el mundo giraba alrededor de 500 libros, hoy se pueden tener un universo de ellos, 90 mil de los cuales elegir en un mundo virtual. Si lo que caracteriza a las civilizaciones es su habilidad para acumular y construir a partir del conocimiento no se pueden restar las ventajas a esta biblioteca electrónica sin ni siquiera evaluar sus cualidades.

En este contexto Neuman nos diría que las fuerzas tecnológicas no determinan la estructura social y los valores culturales, sino más bien interactúan con ellos, la tecnología posibilita entre otras nuevas formas de educación, pero también a la pasividad y a la baja atención. Los e-books no cambian el mundo, han ido generándose con los revolucionarios inventos, van de la mano con la humanidad acompañándola en sus cambios de vida, las prisas, el poco tiempo para la lectura, mucho menos para asistir a una librería, los pocos espacios de vivienda, todo lo contempla el Kindle, posibilitando acceso a la lectura sin salir de casa, para leer y manejar al instante; para seguir recorriendo los caminos del conocimiento, pero acompañando al ser humano en la modernidad, como innovadoras formas de ver al conocimiento.

Millones de personas en el mundo, en México tan sólo hay más personas con un celular que con un libro en la mano, es la pantalla la que llama, entonces habrá que llevar hasta ellas las letras, fascinantes historias que en otro modo no serían leídas. El caso contrario, Japón hay novelas para teléfono móvil, Koizara ha vendido más de 1.2 millones de copias, tiene además interacción con el escritor quien no termina la novela hasta no completar el total de las ideas de los lectores, la audiencia determina. Hay un cambio sustancial en el lenguaje, sólo frases cortas y caracteres especiales “lenguaje telefónico”, quizá tenga razón Neuman acerca de la pasividad.

Manuel Castells en La Red y el Yo, nos brinda otra posibilidad de análisis, para él la tecnología no determina la sociedad, tampoco la sociedad dicta el curso del cambio tecnológico. No obstante, si bien la sociedad no determina la tecnología si puede sofocar su desarrollo sobre todo por medio del Estado o de forma alternativa mediante la intervención estatal puede embarcarse en un proceso acelerado de modernización tecnológica. Hemos vivido inmersos en la cultura de Gutenberg no se trata entonces de cambiar el rumbo de la sociedad sino de revirar la utilidad la tecnología sea tal.

Habría que entender que la capacidad o falta de ésta de las sociedades para dominar la tecnología y en particular las que son estratégicamente decisivas en cada periodo histórico define en buena medida su destino, hasta el punto de que podemos decir que aunque por sí misma no determina la evolución histórica y el cambio social, la tecnología en su carencia plasma la capacidad de las sociedades para transformarse.

En una de visión en contra de la metáfora de la Aldea Global se cita que las nuevas tecnologías abrirán un abismo más grande entre pobres y ricos , y en base a ello situamos al Kindle en el caso México, no ha llegado aún, pero esto ocurrirá más pronto de lo que pensamos, ¿estamos preparados para el Kindle? En días pasados se publicó una nota en el diario El Universal en donde la directora de Literatura de la UNAM Rosa Beltrán, aseguraba que en México se leen sólo 2.9 libros por año, también hizo referencia a que en los últimos años cerraron 30 por ciento de las librerías, y que 1 de cada 10 habitantes mayores de 15 años no sabe leer, “es una sociedad mal informada, con poco tiempo para la lectura, con una educación pobre”. La idea será que el abismo entre los que acceden al mundo de la lectura aunado al de la tecnología será aún más hondo.
Es esa misma Aldea Global la que nos permite ver que los medios funcionan de manera ambivalente y contradictoria en nuestra cultura actual, pues en muchos casos más veloz que el resto de las instituciones, más que lo que lo han podido hacer en materia de educación y alfabetización en nuestro país, para qué una tecnología que permite tener en la palma de la mano 200 libros si no se sabe leer.

Hay quienes consideran que el Kindle es ya una realidad, inevitable y deseada, lo cierto es que hay posturas para todos los gustos a favor y en contra, para extender las capacidades mismas del libro o para convertirse en su tumba. Lo cierto es que entre tantos intentos por revolucionar la industria de la edición de libros se ha pasado por alto la misma revolución de los hábitos de la lectura.

El mismo libro fue revolucionario en su momento. Podríamos pensar que se trataba de un empeño contra corriente, tal como representó para Gutenberg vencer la inercia, añadir a la realidad el libro impreso. De no haber creído en la imprenta seguramente el mundo actual sería otro.

Lo grandioso no sería darnos cuanta que el Kindle es la apocalipsis de los libros, sino que por fin la humanidad haya encontrado la llave del conocimiento, una vía rápida y accesible de proporción a los habitantes de este planeta miles de libros, fuentes de conocimiento en potencia, lo que hasta ahora la imprenta no consiguió por el juego del manejo del saber y la ignorancia de los subyugados.
Coincido con los que opinan que los cambios son evidentes, la vida no ha de ser la misma, sin estigmatizar habrá que poner en una balanza los pesos a favor y en contra.

Creo que al igual que todos los que gustan de la lectura, me causa una enorme alegría saber que existe la posibilidad de que la palma de mi mano pueda sostener tanto conocimiento, la expectativa será darme cuenta si mi mente procesará a la misma velocidad la diversidad de 90 mil volúmenes dispuestos con un solo click.

Por lo pronto este año se celebra la décima edición de la feria del libro electrónico en Estados Unidos, me pregunto como será esa desconocida realidad. Más aún si desde un punto muy romántico habrá flores electrónicas para guardar entre tinta electrónica.

Mientras las palabras, van y vienen y los debates acerca de si el Kindle es el sustituto o un complemento del libro de papel continúan, los vertiginosos inventos que ofrece esta vida tan moderna siguen dando frutos, ya está por lo pronto en el mercado la que pudiera ser la competencia más próxima al Kindle, se trata del Nuut.



Mis libros están siempre a mi disposición: nunca están ocupa

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