viernes, 17 de julio de 2009

LA ÉTICA PERIODÍSTICA DESDE LAS OFICINAS DE COMUNICACIÓN SOCIAL

Por: María E. D


El hombre es la medida de todas las cosas;
en consecuencia no hay criterios éticos objetivos.
El criterio de la moral es el hombre.

Protágoras

Cada época está marcada por sus propios cambios, los cuales sin lugar a dudas repercuten de manera directa en el trabajo periodístico; así el uso de nuevas tecnologías, las relaciones políticas entre las naciones, las guerras, los avances científicos, la globalización, los gobiernos, en fin, todo se conjuga para dar lugar a momentos en la historia, apenas instantes que son captados por la lente de un reportero gráfico, o bien la pluma de un periodista, todo ello bajo el entendido de que el periodismo es propiamente una vocación, un llamado y compromiso para resguardar y potenciar especialmente determinados valores en la comunidad humana, como son la verdad, la libertad y la justicia, en un pleno y correcto uso de este ejercicio.
Pero precisamente el devenir histórico del que se habla, en pleno siglo XXI conduce a los periodistas hacia una introspección, de la que resulta necesario se discuta su responsabilidad social y la legalidad que los sustenta en materia de Derecho; temas que a su vez dan pie a plantear los desafíos éticos del periodismo en cuanto al manejo de rumores, secreto profesional, respeto a la vida privada, los medios como tribunales, derecho de réplica y rectificación, cláusula de conciencia, cobertura de accidentes y transgresiones a la ley, el escándalo político, estudio y análisis comparativo de los códigos de ética.
[1]

De este vasto universo de reflexiones acerca del deber ser de los profesionales, del periodismo, resulta posible insertar un asunto que con el paso del tiempo se ha hecho cada vez más común y que de pronto parece escaparse de la vista de la mayoría, y de los debates acerca de la ética periodística, se trata de los periodistas que trabajan en las oficinas de comunicación social, tanto de empresas públicas como privadas, ¿qué pasa con ellos?, ¿deben escapar de toda discusión que refiera a los temas comunes que ocupan al total de los periodistas que se desempeñan en los medios de comunicación?, ¿acaso por definición se contrapone su labor a toda ética en el periodismo?

Resulta oportuno dar respuesta a estas preguntas si de inicio entendemos que por definición se conoce como ética a la ciencia de los valores morales y de su realización por obra de los hombres…, es una ciencia práctica porque se refiere a las acciones de la persona que son controladas por la razón y la voluntad del hombre cuando éstas actúan libremente. No especula la ética sobre cuestiones abstractas o teóricas, sino sobre hechos concretos. No es un saber por el saber mismo, sino un saber para la práctica, que nace con la práctica misma.
[2]

Por tanto, cuando un periodista encamina su labor hacia una institución no puede ni debe abandonar su relación directa con el público, sin que el hecho de que tenga empatía por la empresa en la que labora lo lleve por ninguna manera a subordinarse a obligaciones de otra índole o bien a abandonar la relación directa con su gremio.

El deber ser de cada periodista tiene que regirlo como una inspiración, así en cualquier medio donde se desempeñe profesionalmente, se tratará de un ejercicio lícito por sí mismo, sin que con ello se transgreda la esencia de lo que se puede llamar periodismo, dado que la ética es tanto producto de la reflexión individual como colectiva. En una oficina de comunicación social es necesario que no se dejen de lado los valores de la verdad, la objetividad, y el servicio social.
Es claro que al ejercer la profesión en una oficina de comunicación no hay una independencia informativa, pues las funciones periodísticas se convierten en comunicativas básicamente, pero como si los principios éticos señalan como supremo valor del periodista su veracidad entonces no pueden estar desligadas ambas funciones de ser periodista ético y formar parte de un corporativo.

Desde el interior de una institución no debe dejase de lado que la sociedad es primero, que como periodista se sirve a la comunidad; y que suprimir la verdad cuando ésta pertenece a las personas es una traición a la confianza colectiva; por lo que se deben tomar en cuenta la justicia y la moralidad, así como el respeto a las leyes; sin que se dé cabida al rumor y la calumnia o informaciones anónimas.
[3]

Vale la pena agregar que la comunicación social adquiere su más significativa dimensión, porque es impensable un sistema político o un gobierno que pretenda ser legítimamente democrático y no la considere como una de sus tareas sustantivas, como una función pública ineludible y de la mayor trascendencia.

Así pues, la comunicación social constituye una premisa para las relaciones político-sociales, pero también un principio moral. Es al mismo tiempo una práctica permanente y un valor ético que norma la acción de las instituciones públicas. La comunicación social no puede ser considerada, entonces, como un mero instrumento de control. En esencia, la ésta debe relacionarse directamente con las necesidades y alternativas que una sociedad tiene para su desarrollo y para el fortalecimiento de su convivencia política, función en la intervienen los periodistas desde los núcleos donde se genera la información.

Precisamente la vocación de servicio a la persona y de servicio público se orienta en principios éticos de la profesión que tienen sus raíces en cada persona, algunos dirían que resulta imposible hablar de periodismo cuando nos referimos a las oficinas de comunicación social, puesto que se describirían en todo caso acciones de comunicación organizacional, pero la vinculación entre la libertad y la verdad no queda aislada de toda razón periodística.

Así, si se toma en cuenta que el periodista debe ser veraz en su actividad profesional y que una información tiende a respetar la integridad de quienes la protagonizan o de terceras personas, obteniéndose siempre con dignidad, se puede hablar de que los comunicados de prensa que emiten las instituciones deben también tener estas características, lo que muchas veces da a pensar que resulta imposible puesto que ese periodista que labora desde una oficina lejos de servir a la sociedad como guardián del poder, tiene como tarea única velar por la imagen institucional a la que sirve.

Ejercicio de periodismo, como actividad que incide en la sociedad en forma relevante, debe someterse a principios éticos. Así ha sido en el pasado y así continua siendo en el presente. Se trata de encontrar el “justo equilibrio” entre la libertad y la responsabilidad. El debate sobre este tema en la profesión es interminable, y debe ser así. Sobre todo en un país como el nuestro donde hay libertad de prensa, aunque con vigilancia de nuestra parte.

Los periodistas que desde una oficina de comunicación social atienden a la fuente de su institución, conocen el oficio, saben de él porque vivieron en carne propia los principios de la profesión, pero desde el plano donde se encuentran deberán cubrir varias obligaciones, tendrán que responder a ciertos requerimientos, cumplir con los parámetros éticos que ellos mismos han evaluado rigen su vida.

Habría que pensar también que la mayoría de los periodistas deben ser incorruptibles, y que desde donde ejerzan su profesión deberán considerar la lucha por un entorno social en el que el poder al servicio de la gente es una prioridad. Estar en la esfera de las oficinas de comunicación social, no significa renunciar a los principios de libertad y responsabilidad, ante todo una libertad ejercida con ética y moral.

Autores como Juan Fernando Araos definen a la ética periodística como: “Aquel conjunto de valores y normas que rige al periodismo y que brinda pautas para que el periodista realice su trabajo diario considerando los pilares fundamentales de la profesión.” Por tanto se es ético si por formación superior universitaria, reflexión, se tiene la responsabilidad espiritual, moral, de ser el que orienta, educa al lector y por lo tanto debe estar imbuido de calidad moral, de información para el bien, para el desarrollo de la sociedad en valores y no ser mercantilista del sensacionalismo, del voyerismo, del oportunismo para sacar provecho para sí mismo en forma inmoral o para el grupo al cual representa, se trate así de un artículo periodístico o de un comunicado de prensa.

Las normas éticas periodísticas son voluntarias y particulares, pues van dirigidas únicamente a quienes integran el gremio, tienen también como propósito la dignificación y el reconocimiento social, así que las empresas y/o instituciones tienen la necesidad de comunicar a sus diferentes públicos qué son y para qué trabajan, con el fin de generar la credibilidad y confianza necesarias para mantener su posicionamiento. Sin ellas, una empresa puede llegar a ver disminuida su posición y correr grandes riesgos, lo que no contrapone la verdad y el bien de la profesión.

Cada vez más, tanto en el sector privado como público, existe una conciencia de su alcance y de lo que las oficinas de comunicación implican, como es la importancia de los boletines informativos internos, páginas en Internet, o el contacto personal, que también forma parte de la imagen de una empresa.

Las instituciones públicas han mejorado sustancialmente, muchas se han modernizado. La asignatura pendiente es establecer una política de comunicación permanente con los ciudadanos, con los usuarios y beneficiarios de sus actividades, acciones y programas. Comunicación hecha por periodistas que permita a las instituciones establecer claramente sus metas, proyectos, alcances, misión, visión, ideas fuerza, su liderazgo, que sea transparente, con respuestas oportunas, eficiente, eficaz, con un trato amable y solidaridad. Hacerse del con saber común para todos los ciudadanos.

La comunicación social contemporánea en la que intervienen periodistas profesionales con su trabajo deberá surgir de la necesidad de compartir, del compromiso, de la determinación, de lo que nos une, de lo que nos separa, de lo común, de lo diferente, de los valores cívicos, de lo que hay que hacer, de lo impostergable, de lo hecho, de las experiencias personales, del trabajo en equipo. De lo que queremos para nuestro país, para sus habitantes. Resaltar los logros sobre todo los que han beneficiado a la población de manera directa y generar estrategias adecuadas para los temas controversiales o de difícil aceptación social.

Habría que recordar por tanto, que el hecho de que se ejerza el periodismo en el algún medio o institución, no pasa por alto la esencia del periodismo: es una actividad humana de trascendencia sociopolítica y cultural, inscrita en el terreno de la comunicación social, que a través de los medios de difusión busca ofrecer informaciones, opiniones e interpretaciones sobre el acontecer público a fin de brindarle a la gente elementos para comprender su mundo y poder tomar decisiones con conocimiento de causa.
[4]

Los medios están reflejando un cambio cultural que hace visible una mayor tensión entre posturas liberales y conservadoras, además de la creciente valoración de la individualidad y de la diversidad. Ese es nuestro sesgo profesional, que tenemos que saber o aprender a conciliar con las aspiraciones y deberes de los otros actores sociales, de manera que todos juntos, en sintonía y con respeto mutuo, podamos servir al bien común.

Se puede agregar por tanto lo que alguna vez dijo Gabriel García Márquez: el periodismo es la mejor profesión del mundo; no hay pensamiento más cierto, y tal como se mencionó cada época está marcada por ciertas circunstancias que también inciden en esta labor de informar y en el actual contexto democrático ha venido a reforzar la importancia de la libertad de expresión y a incrementar la conciencia del público de su derecho a la información. Ello ha potenciado también el rol fiscalizador de los medios de comunicación y el requerimiento de dar espacio a una mayor pluralidad de actores sociales, incluyendo las voces de minorías o tópicos antes con frecuencia ignorados por la prensa, tarea de la que no pueden ni deben estar excluidos todos aquellos periodistas que se desempeñan en las áreas de comunicación social.



BIBLIOGRAFÍA
Abello, Jaime, Reflexiones desde la FNPI, en la RMC. 19-26 pp.
Colombo, Furio, Últimas Noticias Sobre El Periodismo, Ed. Anagrama, Barcelona, España, 1997.

Herrán, María Teresa y Restrepo, Darío Javier, Ética para periodistas, Grupo Editorial Norma, México, 379 pp.

Kapuscinski, Ryszard, Los cinco elementos del periodista. Apuntes para la Maestría en Periodismo, presentación Power Point, 2009.

Kovach Bill y Rosenstiel Tom, Los Elementos del Periodismo. Traducido por Amado Diéguez Rodríguez, Ed. Aguilar, 2003, 250 pp.

Roura, Víctor, Cultura, Ética y Prensa. México, D.F., Ed. Paidós, 2001, 146 pp.
Varios, Periodismo de Calidad, Propuesta de Indicadores, Ed. Universidad Iberoamericana, México, 2006. 143 pp.

Vázquez, José Luis, Ética Periodística, México D.F. Apuntes para la Maestría en Periodismo, presentación Power Point, 2009.


[1] Temas sugeridos por José Luis Vázquez en su cátedra: Ética Periodística, impartida en la Escuela de Periodismo Calor Septién García, como parte del programa de la Maestría en Periodismo Político.
[2] Herrán, María Teresa y Restrepo, Darío Javier, Ética para periodistas, p. 66.
[3] Idem, Resumen del tema: Código de ética para los periodistas de México. p. 375

[4] Fernández Chapou, Maricarmen. Apuntes para la Maestría en Periodismo, impartida en la Escuela de Periodismo Carlos Septién García, 2009.

No hay comentarios:

Publicar un comentario